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domingo, 27 de marzo de 2011

El aroma

Esta tarde me pase por Patos a última hora. Puse unos carteles con las fotos de las tablas robadas. Deberían de ser cerca de las siete, la marea parecía estar empezando a subir, cielo gris, lluvia y gente en el agua. Intente desviar la vista pero no pude. Allí estaban mojados, fríos, con la mirada puesta en el horizonte y esperando las olas. De camino a la cafetería donde me esperaban me cruce con alguno. Sus ojos les delataban y sus caras denotaban esa curiosa expresión de cansancio y placer, el placer provocado por la presencia de olas y sus consiguientes bajadas y remontadas. Fue con el que llevaba los ojos más inyectados en sal, al cruzarme con él durante un milisegundo percibi el aroma. Fue visto y no visto, o mejor dicho, olido y no olido. Supongo que os habrá pasado en alguna ocasión, cuando veis a una mujer venir hacia vosotros y cuando os rebasa os regala ese casi imperceptible aroma, cuanto menos perceptible mejor, pero que esconde mil secretos… Pues esto es parecido, el olor a sal te llega a esa parte del cerebro, no sé si es el Hipotalamo, el Hipocampo o donde sea, pero algo se activa en lo más hondo de ti, vuelves la vista hacia la playa y allí continúan, mojados, fríos y esperando las olas. Luego, mientras apuras un café en la terraza  te dices a ti mismo, quien estuviera allí…

2 comentarios:

  1. Esa sensacion la tuve este verano que hice una visita a la familia y nos acercamos hasta Baiona....al pasar por el desvio de patos pude comprobar que habia olas....cabezazos me di de no poder pegarme un baño.
    Saludos!!!

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  2. Que bueno Javi! Yo ayer estaba bastante fastidiado viendo al personal en el agua mientras nos tomabamos un cafe en las terrazas. Eso de ir a algun compromiso y mirar de reojo hacia el mar, me suena...jejeje
    Que pilles buenos baños!

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