El día no pintaba mal, aunque la perspectiva de un buen baño estaba descartada la idea era ir a la playa, al menos para tomar un poco el sol y darse un chapuzón. A eso de las 4 entrabamos en Patos, sol radiante y buena temperatura, alguna ola orillera que podría permitir unos segundos de satisfacción. Al final, entre una cosa y otra casi 90 minutos en el agua. Mucha charla y pocas olas, pero bien. Luego un café en buena compañía en la de Pablo. Llegada a casa, calamares y tortilla en el Sacacorchos. Mas tarde, sofá tele y…de nuevo la pesadilla!!! Si es que no levantamos cabeza, ya sabéis por donde voy, ¿no?
Para quitar el mal sabor de boca –al menos para mí…jeje-, aquí va una canción…
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