Por aquel entonces

Hubo un tiempo en que 8 de cada 10 bares/cafeterías –os juro que no exagero- disponían de estas maravillosas maquinas, esto fue mucho antes de la llegada de las odiosas tragaperras. Yo, desde muy niño sentí una fascinación enfermiza que me hizo pasarme horas y horas apretando sus botones y escuchando su tintineo. Mientras el resto de mis amigos caían rendidos con los Space Invaders y los PacMan yo no sentía ningún interés –si es cierto que de vez en cuando también jugaba, pero menos…- por aquellas primeras maquinas de video juegos, lo mio eran las bolas… Esta mal que yo lo diga, pero llegue a ser muy bueno con los pinball. Luego, a mediados de los 90 comenzaron a desaparecer paulatinamente en bares y cafeterías. Uno ya no podía echar la partida con el Winston apoyado en el cristal, como una especie en vías de extinción acabaron por volatilizarse. Ningún comité, ninguna ONG, ningún político, nadie, absolutamente nadie hizo nada para remediarlo. Ya nunca mas se volvió a escuchar aquella deliciosa sintonía de campanillas, bumpers, bolas extra y partidas, nunca mas…