El
display no dejaba lugar a dudas, en
apenas 2 minutos y medio llegaría la esperada serie. El dato de la altura
provoco miradas y cierto rumor entre sus vecinos de line-up. Aunque los avisadores de muñeca hacía tiempo que estaban
en desuso (ahora venían integrados en el nose)
el todavía conservaba el suyo, no lo hacía por el aspecto vintage que le otorgaba sino porque había sido un regalo de su
hermano mayor, justo el día que este partía hacia las colonias de Marte, habían
transcurrido ya 15 años y nunca más volvieron a tener noticias de él. Las líneas
en el horizonte delataban la inminente llegada, por un momento noto esa
desagradable sensación de falta de confianza, valoro la posibilidad de
renunciar pero estaba deseando volver a sentir esa mezcla de miedo y excitación
por lo que decidió recurrir a un clásico que le insuflase valor. En cuanto pensó
en ella el implante alojado a la derecha de su hipotálamo cumplió su función,
por sus tímpanos empezaron a circular los primeros acordes de aquella
centenaria canción, nadie hizo ademan de disputársela, su corazón bombeaba a
mayor ritmo, no necesito desplazarse lo más mínimo, giro sobre sí mismo y comenzó
a remar…
Muy bueno Fran... Es necesario insuflarse valor muchas veces en el mismo día, sea por unas u otras circunstancias... Ahí vamos, metiendo marchas a cada momento...
ResponderEliminar¡Abrazo y a seguir insuflando, jejeje!
Pues si Chordi, en realidad no paramos de tomar decisiones durante el dia, unas mas y otras menos importantes...
EliminarSaludos!