(foto Derick Burger)
Comienzan a circular
opiniones por la red acerca de lo apropiado de las filmaciones con drones. Al
parecer algún que otro de estos fantásticos cacharros voladores ya ha sufrido
las iras de algún molesto personaje. En este tipo de situaciones siempre chocan
los derechos y libertades. Quienes manejan y disparan con estos artilugios
argumentan que la playa es un lugar público y por tanto tienen derecho a
filmar, por otro lado hay quien siente su intimidad amenazada con la presencia
de estos ingenios. A decir verdad cualquiera de las dos partes puede tener su
parte de razón, creo que tendría dificultad
para posicionarme sobre este asunto. En todo caso seguiremos disfrutando de las
bellas imágenes que nos proporcionan.
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