(foto: Getty/Images)
Diría que se trata de esos momentos en los que el sol anuncia su retirada. Posiblemente
uno de los muchos baños que se alargan por lo placentero del agua y por esas
perfectas condiciones del mar que hacen que te olvides de lo que hay en tierra.
Los musculos hacen oídos sordos y se escapan algunas olas, después de dos horas
largas la velocidad en tu remada va en declive. Pero eso sí, cada bajada te
proporciona felicidad, placer y otro poquito de energía para darle a la siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario