A media mañana tiramos
hacia el otro lado de la ría con la idea de mandarle un vermut y picar algo. Un
estupendo cielo y un sol que no agobiaba invitaban al paseo, algo que hicimos
disfrutando de la tranquilidad y el sosiego que se respiraba. Luego mientras decidíamos
donde dejarnos caer sentimos una música que enseguida nos hizo dirigirnos hacia
el lugar de donde provenía. Al doblar una estrecha calle nos encontramos con
una banda tocando y con algunas parejas bailando, había buen ambiente y allí decidimos
quedarnos. Pasamos un buen rato y a la segunda cerveza me sentí como uno de
aquellos niños de Hamelin que
abandonaron el pueblo detrás del flautista. Luego un poco de empanada, unos
calamares y una tortillita que nos supieron a gloria. El vermut lo dejamos para
otro dia…
Fantástico paseo Fran... Con esa luz apetece tomar unas cuantas cervezas bien frescas, jejeje...
ResponderEliminar¡Saludos!
Lo cierto es que a ciertas horas sientan mejor que a otras....jeje
ResponderEliminarCiao Chordi!