Personalmente me
provoca bastante tristeza tener que hacer este tipo de trámite para poder
sencillamente pisar una playa y su entorno. Desde hace un par de años se venía
advirtiendo sobre el peligro que las avalanchas de turistas estaban provocan en
el entorno y de que habría que limitar las visitas de seguir esa tendencia. Independientemente
del debate que esta decisión pueda suscitar deberíamos reflexionar sobre
nuestros comportamientos. Nos guste o no aquí nos suelen dar bastante por culo
los carteles de advertencia o prohibición, especialmente en cuanto al medio
ambiente se refiere. Pensamos que esto durara para siempre y no es así. A mí
personalmente esta medida me provoca rabia y bastante preocupación. De todas
formas, lo mismo que me niego a adquirir una tarjeta para usar las duchas y
sigo tirando de garrafa, es posible que evite visitar ese maravilloso entorno
en las fechas en las que sea necesario hacer esa reserva, precisamente creo que
su belleza resalta especialmente en el periodo no estival. Lo dicho, una pena…
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