Hubo un tiempo

De los muchos recuerdos de mi infancia hay uno que me asalta últimamente. Siendo muy  niño mi tía me solía llevar a la caja de ahorros, todavía la veo sacando de su cartera aquel billete XXL de 1000 pts e ingresándolo. El entrar en un banco por aquel entonces tenía algo de litúrgico, solemne, respetuoso. En navidad acostumbraban a regalarte una hucha con forma de cerdito o una agenda de bolsillo. Eran otros tiempos…

El caso es que ahora el cuento ha cambiado. Uno ya no entra en su banco o caja con esa sensación de solemnidad, ni de liturgia ni de respeto… bueno, tampoco es que uno entre insultando a nadie. Normalmente sueles entrar de mala ostia, o bien vas a pagar, o bien vas a reclamar o simplemente vas a pedir otra tarjeta pues el cajero se tragó la tuya el sábado por la noche. La publicación de un par de noticias estos días ha puesto al personal bastante encabronado, y con razón… Por un lado el aviso o amenaza de que los bancos y cajas van a subir las comisiones por mantenimiento de cuentas, tarjetas, etc. Pero la que más me ha calentado la sangre es que nos enterásemos ahora de la millonaria cantidad por prejubilación que se han llevado 3 altos directivos de Novacaixa –o lo que es lo mismo, el resultado de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova-, cerca de 23.000.000,00€ entre los 3. Si, ya sabemos que estas cantidades ya estaban pactadas de antemano, que le va en los contratos y todo eso, pero es una puta vergüenza que no hace mucho el estado inyectara a esta entidad nada menos que 2.400.000.000,00€.

Pues nada, como se suele decir por aquí…”Mexan por nos e din que chove”