Lodi (California)
El
padre de uno de mis amigos de infancia era marinero en un barco mercante. El
chaval era la envidia del barrio por una sencilla razón, tecnológicamente nos
llevaba una o dos décadas de ventaja. Recuerdo que su padre le trajo un reloj
digital, la pantalla era totalmente negra y dándole a un botón aparecían los números
en rojo, muy rudimentario, pero que para mediados de los 70 era lo más de lo más.
En ocasiones jugando al balón alguien le preguntaba la hora, él se paraba en
seco, alzaba la muñeca y apretaba aquel mágico botón, mientras realizaba esta
acción el resto de críos hacíamos corro a su alrededor para presenciar aquella
maravilla tecnológica, decía la hora se disolvía la aglomeración y de nuevo retomábamos
el partido. Tenía un hermano mayor que debía tener 16 años más o menos, yo cursaba
5º o 6º de EGB, por lo que rondaría los
11. En una de las varias visitas que hacía por su casa un día nos colamos en la habitación de su
hermano mayor aprovechando su ausencia, mi amigo me dijo que me iba a poner una
canción a ver si me gustaba, rebusco entre su colección de discos y extrajo
aquel brillante y redondo lp, lo poso sobre el plato y ahí empezó todo. Desconozco
el motivo, pero aquellos primeros compases me parecieron fascinantes. La
volvimos a escuchar más veces esta vez inundando nuestros pulmones infantiles
con un par de pitillos. Mi amigo y yo teníamos un punto en común con John
Fogerty, ninguno de los tres habíamos estado nunca en esa ciudad de California.
Que
tengáis un buen finde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario