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domingo, 25 de mayo de 2014

Por Cangas



A media mañana tiramos hacia el otro lado de la ría con la idea de mandarle un vermut y picar algo. Un estupendo cielo y un sol que no agobiaba invitaban al paseo, algo que hicimos disfrutando de la tranquilidad y el sosiego que se respiraba. Luego mientras decidíamos donde dejarnos caer sentimos una música que enseguida nos hizo dirigirnos hacia el lugar de donde provenía. Al doblar una estrecha calle nos encontramos con una banda tocando y con algunas parejas bailando, había buen ambiente y allí decidimos quedarnos. Pasamos un buen rato y a la segunda cerveza me sentí como uno de aquellos niños de Hamelin que abandonaron el pueblo detrás del flautista. Luego un poco de empanada, unos calamares y una tortillita que nos supieron a gloria. El vermut lo dejamos para otro dia…












2 comentarios:

  1. Fantástico paseo Fran... Con esa luz apetece tomar unas cuantas cervezas bien frescas, jejeje...
    ¡Saludos!

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  2. Lo cierto es que a ciertas horas sientan mejor que a otras....jeje
    Ciao Chordi!

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