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martes, 1 de mayo de 2012

Por aquel entonces



Debió de ser a principios de los 70, lo recuerdo bastante bien. Me llegaron en reyes y pesaban a dios. Mi madre por miedo a que se me salieran de los pies me apretaba aquellos correajes tan fuerte que me hacia un efecto torniquete y se me subía la sangre a la cabeza. Sus ruedas metálicas dejaban unas marcas en las aceras y el ruido era ensordecedor. Costaba trabajo mover las piernas y se resentían las rodillas. Cuando te metías una ostia tus piernas salían disparadas debido al tonelaje de aquellos terribles artefactos, pero que cojones…¡te lo pasabas de puta madre!


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